El seroma es una complicación que puede surgir después de cualquier cirugía, siendo caracterizada por la acumulación de líquido por debajo de la piel, próximo a la cicatriz quirúrgica.
Esta acumulación de líquido es más común después de las cirugías en que hubo corte y manipulación de la piel y del tejido graso, como después de cirugías plásticas como abdominoplastia, liposucción, cirugía de mamas o después de la cesárea, por ejemplo, siendo resultado de la inflamación causada por el procedimiento y reacciones de defensa del cuerpo.
El seroma pequeño puede ser reabsorbido naturalmente por la piel, resolviéndose después en unos 10 a 21 días, sin embargo, en algunos casos, es necesario la realización de una punción con jeringa por el médico. Para disminuir esta complicación, es indicado utilizar fajas o apósitos compresivos después de la cirugía, además de cuidados para facilitar la cicatrización.
El seroma puede identificarse a partir de las siguientes señales y síntomas:
salida de líquido claro o transparente por la cicatriz; hinchazón local; elevación de la piel que al tacto es suave en el sitio de la cicatriz; dolor en la región de la cicatriz; piel rojiza y aumento de la temperatura alrededor de la cicatriz.
Tan pronto como se noten las señales del seroma es importante consultar al médico para que pueda realizar una evaluación y dependiendo de la gravedad, iniciando el tratamiento.