Se creó con el fin de escuchar los latidos del corazón o la respiración de los pacientes.

El inventor de este aparato médico que permite escuchar los sonidos internos del cuerpo fue el médico francés René Laënnec, quien trabajaba a principios del siglo XIX en el hospital Necker de París.

Laennec nació el 17 de febrero de 1781, perdió a su madre por tuberculosis y su padre lo envió con su hermano en Nantes, donde quedó impresionado por el trabajo de su tío quien era un profesor de la facultad de medicina.

Y justo por eso decidió estudiar medicina firmemente, pero una vez se graduó e inicio a ejercer era común que para escuchar los latidos del corazón o la respiración de sus pacientes debía pegar su oído al pecho, lo que le causaba gran vergüenza, especialmente cuando la enferma era una mujer y, además, el marido estaba observando.

Un día, atendiendo a la esposa de Monsieur Gaudissant (con la madre y el esposo presentes y lanzándole miradas no muy amistosas), se le ocurrió enrollar sus papeles, aplicar un extremo del tubo a su oreja y el otro al pecho de la enferma.

Sorprendido por la nitidez con la que se oía, encargó a sus ayudantes elaborar un tubo (entonces aún de madera) que, desde entonces, usó siempre para esta tarea.

Este realmente fue el inicio de la creación de la herramienta más utilizada en la actualidad, tanto que se asocia directamente con el área de la salud. Aunque su mecanismo realmente es de utilidad para muchas otras ramas.

Gracias al estetoscopio se lo lograron diagnosticar enfermedades que en su tiempo no era tan sencillo hacerlo. Aunque en la actualidad hay cada vez más avances tecnológicos que permiten hacer más preciso los diagnósticos, pero el clásico estetoscopio sigue siendo una herramienta Gold Estándar en el área de la salud.