Es habitual que una persona que está mareada termine sintiéndose indispuesta y acabe vomitando.
Esto se debe a que el cerebro pone en marcha el mecanismo del vómito cuando siente una cierta inestabilidad en los tres mecanismos que sustentan el equilibrio: el de la identificación visual de los objetos, el de la percepción de la gravedad y el de la estimulación vestibular del oído interno.
Cuando el líquido contenido en esta parte del cuerpo se ve alterado así como la percepción del entorno y de la gravedad, el Sistema Nervioso reacciona ordenando al tracto digestivo que inicie este mecanismo como respuesta a los cambios que se han producido.