El uso de los cigarrillos electrónicos como alternativa para dejar de fumar tabaco ha crecido en los últimos años.

Sin embargo, este dispositivo también puede ser perjudicial para la salud.

Si bien es cierto que la OMS ha declarado que los efectos nocivos del cigarrillo electrónico son menores que los producidos por el consumo del tabaco, también se ha demostrado que pueden traer riesgos severos para la salud, especialmente en el área intestinal.

Esto ha sido confirmado gracias a un estudio realizado por científicos de la Universidad de San Diego, quienes han analizado los efectos de dos de los principales componentes de estos cigarros o vapeadores: el propilenglicol y el glicerol vegetal.

Estas dos sustancias son las causantes de generar el humo característico que desprenden los dispositivos, el cual, al mezclarse y calentarse, provoca una degradación de las células epiteliales que recubren el intestino, responsables de absorber los nutrientes y evitar el acceso de posibles patógenos.

Al producirse esta alteración, el intestino queda expuesto, dejando acceder microrganismos y toxinas en la sangre. Esto produce principalmente una inflamación intestinal y aumenta el riesgo de contraer infecciones.

Pero además, puede originar afecciones mayores como diabetes tipo II, hígado graso, obesidad, ateroesclerosis y hasta cáncer.

Se estima que estos daños se pueden eliminar dejando de utilizar el cigarrillo electrónico, pero los daños en el corazón o en el cerebro podrían ser irreversibles.

Método para determinar la afectación

Para llegar a estas conclusiones, los científicos usaron un modelo tridimensional del intestino, creado a partir de células epiteliales extraídas de pacientes por medio de biopsias.

Al simular la acción del fumador, se pudo apreciar esta reacción. Sin embargo, se estima que en el ser humano, al incidir las células del sistema inmunitario, es muy probable que los efectos adversos sean incluso mayores.