¿Alguna vez ha recorrido una larga distancia sin darse cuenta de lo que hacía? ¿O se ha preguntado “¿cómo he llegado aquí?” sin poder recordar los movimientos que ha hecho?
A ese fenómeno se le conoce como Hipnosis de la carretera. Básicamente podríamos traducirlo como conducir “empanado”, sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo al volante.
En 1921 se documentó por primera vez este fenómeno, catalogado como conducción automática en un estado de trance mental, que a pesar de estar conduciendo con movimientos naturales, no somos conscientes de ellos.
Los factores que pueden inducirnos a este tipo de hipnosis son las carreteras que frecuentamos habitualmente, los paisajes monótonos, las largas rectas y el poco tráfico.
Es muy peligroso conducir bajo éste efecto, ya que disminuye nuestro tiempo de reacción y la percepción del peligro es menor. El riesgo aumenta si se conduce de noche o con cansancio.
¿Se puede evitar la Hipnosis?
Sí. Y aquí van cuatro consejos:
Mirar alrededor y no fijar la vista en un único punto.
Beber durante el viaje, a poder ser, algo con cafeína como una cola.
Parar cada dos horas para reponer fuerzas y evitar la monotonía.
Fijarse en los detalles de la carretera y del entorno, pero no demasiado, ya que podría ser contraproducente.
