Cuántas veces hemos oído que Venecia es una ciudad única en el mundo por estar asentada sobre 118 islotes en una laguna, porque tiene más de 400 puentes y 150 canales, y porque la única forma de recorrerla es a pie o mediante embarcaciones como lanchas o las famosas góndolas.
Venecia es una de las ciudades más bonitas y visitadas de Europa. Navegar por sus canales mientras se contemplan palacios, templos o puentes traslada al turista a un mundo evocador. Pasear por sus calles es sumergirse en una atmósfera de misterio y romanticismo a partes iguales. Decadente y esplendorosa a la vez, Venecia es una ciudad de contrastes.
Los elegantes palacios que se asoman al canal chocan con los viejos edificios de calles olvidadas, pero no por ello carentes de encanto. Las hordas de turistas de la Plaza de San Marcos se mezclan con los venecianos que hacen su vida cotidiana en esa otra Venecia no tan conocida. Y las góndolas comparten los canales con barcas que transportan suministros, mientras los gondoleros buscan clientes.
Y es que esa es la magia de Venecia, la que nos transporta a la ciudad del Casanova del siglo XVIII, y a la vuelta de la esquina nos devuelve al siglo XXI.
Estocolmo (Suecia)
La capital sueca se asienta sobre un archipiélago formado por 14 islas en el mar Báltico. 57 puentes unen sus islas, por lo que el agua está perfectamente integrada en el paisaje urbano de Estocolmo, dándole ese toque romántico.
La ciudad vieja o Gamla Stan, se asienta sobre la isla de Stadsholmen, situada en el punto justo donde se unen el lago Mälaren y el mar Báltico. Es en este lugar donde se fundó la ciudad, y su peculiar ubicación la hizo ser conocida como “la ciudad entre los puentes”.
Y es que en este pedacito de tierra se concentran casi todos los edificios de estilo medieval y renacentista, la Capilla Real, el Palacio Real y la Plaza Mayor de Stortorget, con sus encantadores edificios de colores. Por eso parece mentira que hasta hace poco tiempo la ciudad vieja fuese un lugar medio abandonado y marginal.
San Petersburgo (Rusia)
Otra de las ciudades con canales más famosas del mundo es la antigua capital rusa, San Petersburgo. Una ciudad, especialmente bucólica por la existencia de estos canales, pero a la que no le faltan, desde luego, otros muchos atractivos.
San Petersburgo se asienta sobre una cuarentena de islas y está surcada por unos 60 ríos y canales. Hasta 342 puentes cruzan estos canales, más allá de los 22 grandes puentes que atraviesan el río Neva. Es por ello que San Petersburgo es reconocida, a su vez, como una de las ciudades más románticas del mundo.
La imagen de la iglesia de San Salvador de la Sangre derramada, a la orilla del canal Griboyédoba, es una de las más icónicas de la segunda ciudad más poblada de Rusia.
Navegar por el Nevá viendo como se abren los puentes levadizos es una delicia y supone todo un desafío a cualquier orilla fluvial que se precie en el mundo. Pero los encantos no residen sólo en lo monumental, sino también en la necesaria simbiosis de la rutina de la ciudad con el agua, algo que no sucede en la antigua Leningrado.
Brujas (Bégica)
La historia de Brujas se remonta al siglo IX, cuando fue fundada por los vikingos. De hecho, el nombre de Brujas (Brugge) se cree que deriva de la antigua palabra escandinava "Brygga" que significa" puerto "o" lugar de amarre.
La ciudad medieval de Brujas es una joya que ha permanecido inalterada desde el siglo XV. Sus canales conectados con el mar la convirtieron en un próspero foco comercial del norte de Europa durante la Edad Media. Prosperidad que llegó a su fin cuando a principios del siglo XVI los sedimentos cerraron el canal abierto al mar.
A partir de ese momento la ciudad se fue empobreciendo paulatinamente, hasta que a principios del siglo XX fue restaurada y rescatada del olvido. En el año 2000, la capital de Flandes Occidental, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Brujas se ha ganado a pulso su fama de romántica. Los edificios de cuento y lugares como el Lago del Amor, los coches de caballos que recorren las calles adoquinadas del centro, las agujas de los campanarios que se alzan como si intentaran tocar el cielo, y esos cisnes que chapotean en los canales, con su belleza serena y elegante.
Aveiro (Portugal)
Rodeada de una ría y de marismas, aprovecha la presencia de tanta agua para facilitar la comunicación urbana con unos cuantos canales. Además, la presencia de góndolas en sus aguas es siempre un esfuerzo notable por ganarse esta denominación, aunque la experiencia no es, ni por asomo, comparable con la veneciana.
El hecho de que ser gondolero allí sea un oficio respetable ya es un síntoma de este esfuerzo, aunque sus kilómetros de canales se antojen escasos. En sus orillas no hay grandes monumentos pero sí casas coloridas que hacen que el recorrido sea hermoso y tengan también el toque melancólico y decadente de la original.
En tierra firme se puede patear el barrio de Beira Mar, origen de la ciudad con sus casas bajas y callejuelas cortadas por pequeños canales. Otra opción es acercarse hasta las dunas que le protegen del Atlántico para disfrutar de un precioso atardecer.
Amsterdam (Holanda)
Una de las hasta seis Venecia del Norte, la capital holandesa es una de las más famosas ciudades con canales que se encuentran en el viejo continente. Sabido es que parte de los Países Bajos se asienta en terrenos ganados al mar y la propia capital holandesa no es la excepción.
Estos terrenos se asientan a ambos lados de la desembocadura del río Amstel, que podría considerarse algo así como el eje vertebral de la ciudad. En Amsterdam encontramos 165 canales con hasta 1280 puentes que unen sus distintas orillas. Este sistema es una auténtica maravilla urbanística, de manera que no es raro que los canales de Amsterdan estén incluidos dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Este sistema de canales está diseñado de forma concéntrica, siendo el Singel, el Herengracht, el Keisersgracht y el Prinsengracht (es decir, los canales periféricos, de los Señores, del Emperador y del Príncipe) los más importantes. Estos canales principales quedan unidos entre sí por una infinidad de canales mucho más pequeños.
