¿Hasta dónde llegan los límites del descanso en el cuerpo humano?
El sueño es una actividad tan necesaria como desconocida para los seres humanos.
A lo largo de la historia su privación se ha empleado como efectivo método de tortura por la necesidad inherente de descanso que tenemos todas las personas, aunque en la historia existen pocos registros sobre dónde están los límites antes de que el individuo acabe muriendo.
El caso documentado más prologando de una persona sin dormir data de 1965, cuando un joven de 17 años llamado Randy Gardner pasó once días despierto por pura diversión y sin necesidad de emplear estimulantes o drogas.
Según el neurólogo que estudió su caso, David Linden, Gardner poco a poco fue poniéndose de mal humor y haciéndose más torpes.
Posteriormente entró en una fase de delirios y de alucinaciones visuales, con una ausencia completa de concentración mental.
De esta forma acabó durmiendo durante 15 horas consecutivas, tras lo cual estos síntomas desaparecieron sin dejarle lesiones físicas, cognitivas o emocionales.
Además, otros informes elaborados por doctores nazis con motivo de sus experimentaciones en los campos de concentración de la II Guerra Mundial apuntan a que la privación del sueño podría desencadenar la muerte las tres o cuatro semanas.
Estos cálculos coinciden con los resultados obtenidos en trabajos con ratas.
Los roedores presentaron lesiones en la piel y fallos inmunitarios antes de fallecer, ya que las bacterias de su tracto digestivo acababan invadiendo todo su cuerpo.
Esto demuestra la importancia del sueño para mantener todas las funciones vitales a pleno rendimiento, aunque siempre quedarán algunos casos inexplicables para la Ciencia.
Como el de Tai Ngoc, un agricultor vietnamita que asegura que lleva 40 años sin poder pegar ojo.
Puedes conocer aquí su historia.