Los expertos recomiendan comer el helado a una temperatura ideal de -15ºC para disfrutar plenamente de su sabor.

La percepción del sabor del helado depende de unas células presentes en las papilas gustativas de la boca que poseen unos canales de calcio sensibles a la temperatura.

Esto se debe a que la intensidad de dulzor de los alimentos se amplifica cuando están calientes, y se reduce cuando están fríos.