¿Cómo motivar a un niño a estudiar?

¿Cómo motivar a un niño a estudiar?

La falta de interés por aprender en los niños es una situación a la que se enfrentan muchos padres. Qué hacer al respecto, suele ser una pregunta que intentaremos resolver en este artículo.

¿Por qué el niño no quiere estudiar?

El interés por aprender es un valor voluble y fluctuante: hoy a un niño le gusta la geografía, y mañana solo le interesan los juegos de computadora y los cómics. El principal consejo para los padres es no perder el momento en que el alumno ya no está interesado en aprender, y tratar de encontrar la razón por la que esto está sucediendo.

En algunos casos basta una charla sincera, en otros es indispensable la ayuda de un profesor o, en su caso, de un psicólogo. Pero, solo eliminando la causa, es posible formar la motivación de un niño para estudiar.

Razones para no querer estudiar:

Miedo al error: Cuando un niño no entiende el tema y tiene miedo de contárselo a los adultos, desarrolla un miedo de no afrontarlo, de no resolver el problema, de no contestar la lección y, como resultado, recibe la insatisfacción de los maestros y padres, e incluso en algunos casos castigo.

Dificultad con la adaptación social: Si un niño no se adapta a un nuevo equipo y no encuentra amigos, entonces en la escuela se siente solo y abandonado, por lo que hay renuencia a ir allí. Si los niños en el círculo de compañeros se convierten en objeto de burlas y acoso, esto también puede convertirse en un motivo de ausentismo.

Falta de contacto con el profesor: Para que aparezcan problemas de comportamiento y rendimiento académico, un niño solo necesita una palabra negativa dirigida a él o una voz alta. Es posible que el maestro ni siquiera se dé cuenta del incidente, y el estudiante comenzará a temer tanto al maestro como a sus lecciones.

Ambiente desfavorable en la familia: Los niños a menudo tienden a asumir la responsabilidad de las peleas y los escándalos de sus padres. Debido a conflictos familiares, el niño puede encerrarse en sí mismo y concentrarse poco en las lecciones.

Altas expectativas de los familiares: Hacer de un niño un excelente estudiante por todos los medios, y también realizar sus sueños incumplidos con su ayuda, no es una buena idea. La presión excesiva, ignorar los deseos y talentos del niño conduce a crisis nerviosas y una pérdida total de interés en el aprendizaje.

¿Cómo hacemos que se interese por aprender?

Primeramente, se debe conocer que existen dos tipos de motivaciones, la interna y la externas.

Externas: la recompensa que recibe un estudiante por sus buenos estudios: calificaciones y privilegios para estudiantes ejemplares, elogios y obsequios de los padres. La motivación intrínseca nace de la pasión, un deseo sincero de aprender lo máximo posible y ampliar tus horizontes.

Con la motivación externa debe tener cuidado, puede ocurrir una sustitución de objetivos. Un niño puede no buscar conocimiento, sino una recompensa. Por lo tanto, la solución ideal sería el desarrollo de una fuerte motivación interna y la correcta externa. ¿Cómo hacerlo? Aquí hay algunas sugerencias.

Apoya sus pasatiempos

Cada niño tiene sus propias fortalezas, la tarea de los padres es descubrirlas. Si hoy le gusta la física y mañana, la historia, porque de repente quería convertirse en arqueólogo, entonces no debes regañar al niño. El proceso de encontrarte a ti mismo es normal. Por el contrario, regocíjate en la curiosidad de un joven.

Si es posible, intente compartir sus pasatiempos con su hijo: vea películas temáticas, lea libros, visite museos, exposiciones, discuta lo que ha leído y visto. Esto te acercará y le mostrará al niño que escuchas su opinión.

Establece metas alcanzables

Una buena carrera, un salario alto: objetivos que son adecuados para un graduado, pero no para un estudiante de primaria o secundaria.

Es por ello que debemos establecer pautas adecuadas a la edad del niño. En primer lugar, serán más comprensibles para él y, en segundo lugar, su logro lo motiva a seguir adelante. Si los intentos de obtener un resultado no conducen al éxito, entonces el niño se da por vencido rápidamente.

Cuéntenos su experiencia

Comparta su propia experiencia con su hijo, cuéntele cómo estudió en la escuela, qué materias le resultaron difíciles y cuáles le resultaron fáciles, por qué y cómo eligió una profesión. No intentes crear una imagen ideal para ti mismo, al contrario, habla directamente sobre las dificultades y los fracasos. Entonces el niño comprenderá que no solo él enfrenta problemas en la escuela.

Cambiar de entorno

En la escuela intermedia o secundaria, tiene sentido transferir al niño a una institución educativa más fuerte. Los compañeros de clase decididos pueden ser un buen motivador para un adolescente. Por el deseo de convertirse en uno de ellos y ganar autoridad, se esforzará por estudiar mejor, participar en competiciones y olimpiadas.

Un punto importante es evaluar objetivamente las capacidades del niño. Si, en un esfuerzo por mejorar las matemáticas, un estudiante de humanidades es transferido a un liceo matemático fuerte, no saldrá nada bueno de ello. Más bien, puede lograr el efecto contrario: una disminución de la autoestima y decepción en el aprendizaje.

No renuncies a la tecnología

Los niños modernos crecieron en diferentes condiciones, por lo que los dispositivos son algo común para ellos. En lugar de resentirse por la cantidad de tiempo que los estudiantes pasan "en Internet", intente usar su pasatiempo para estudiar. Hay docenas de canales educativos en Youtube, Instagram e incluso TikTok con contenido útil sobre diversas materias escolares.

Empieza contigo mismo

Conscientemente o no, pero a cualquier edad, los niños copian el comportamiento de sus padres. Trate de mostrar con el ejemplo la importancia del aprendizaje. Los padres que están constantemente aprendiendo idiomas, dominando nuevas profesiones, practicando deportes, imponen respeto, incluso si los niños no hablan de ello directamente.

Y recuerda que la motivación no aparece de la noche a la mañana, necesitas trabajarla regularmente y no rendirte cuando fallas. Solo la paciencia y la falta de presión sobre el niño traerán el resultado deseado.


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