El ejemplo de Errol Flynn (1909-1959) es uno más de los muchos existentes en Hollywood de actores que se refugiaron en el alcohol y las drogas para poder convivir con su fama.
El australiano fue uno de los grandes galanes del cine norteamericano de mediados del s.XX, pero murió a la edad de 50 años presa de sus propias adicciones.
De hecho, él mismo solía afirmar que "me gusta el whisky viejo y las mujeres jóvenes", por lo que no sorprende que su vida estuviera plagada de escándalos con el alcohol y las faldas como protagonistas.
Tal era su adicción a la bebida que se cuenta que el intérprete de 'Robin y los bosques' (1938) llegaba a inyectar vodka en naranjas para consumirlo en mitad de los rodajes sin que nadie pudiera pensar que en realidad estaba bebiendo.
Y también se rumorea que el intérprete solicitó ser enterrado con seis botellas de esta bebida, por si todo resultaba ser un error y necesitaba pasar sus últimas horas en el ataúd en la compañía de uno de sus mayores pasatiempos.