Normalmente en verano las personas suelen tener más tiempo de ocio gracias a las vacaciones, por lo que es una estación idónea para fomentar una actividad como la lectura. De hecho ,un estudio realizado por la Universidad de Tennesse (EE.UU) indica que los jóvenes y niños no deben dejar de lado el hábito de leer a diario que les ha sido inculcado en las escuelas, pues no hacerlo en la fechas estivales puede propiciar que pierdan la destreza lectora que habían ganado previamente.

Así, tal y como señalan "cada dos o tres años que pasamos durante la infancia sin lecturas veraniegas implican perder al menos un año de aprendizaje". Por ello recomiendan seguir leyendo en estas fechas aunque el trabajo escolar no lo requiera directamente, ya que está comprobado que leer habitualmente durante los primeros años de vida puede ser clave en etapas posteriores de la vida, especialmente en la fase de aprendizaje relativa a la secundaria y la universidad. Para conseguirlo es vital educar a los jóvenes en las bondades de este hábito, el cual con el tiempo puede pasar de ser una obligación para ellos a convertirse en una actividad placentera.